Desde hace unos días un gélido viento del norte azota la península, preludio tal vez de un invierno frío, como nuestros corazones después de conocer la triste noticia de la muerte de Almudena Grandes, como el“ Corazón helado” de su novela.

En este ambiente de incertidumbre y perplejidad en el que llevamos sumidos ya casi dos años, arrasados física y mentalmente ,la triste noticia de su muerte me recuerda que en esos primeros meses de soledad interior absoluta, cuando parecía que el mundo entero se había quedado atrapado en una película de catástrofes típica de domingo por la tarde, la lectura de su ”Atlas de Geografía Humana” era lo único que verdaderamente me consolaba, una tabla de salvación en mitad de un mundo que se asemejaba a un océano inmenso en el que parecías hundirte. Es un atlas interior íntimo y personal a cerca de la vida de cuatro mujeres, cuatro vidas dibujadas con el pincel fino y preciso de su escritura, cuatro almas desnudas a través del inmenso poder de la palabra escrita.

Tuve la suerte de conocerla fugazmente y de que me firmara uno de sus libros; más allá de la escritora siempre la persona. Estoy segura de que tus libros han salvado muchas vidas, aunque la tuya se haya apagado para siempre.

                                      



                       Begoña Ramírez Joya


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